jueves, marzo 09, 2006

DAR Y PEDIR

- Sección: MATTERS OF THE HEART


- IMAGEN CAPTURADA EN LA WEB PARA ILUSTRAR EL POST -

Hace muchos años (... Sicilia, 1935,...) tenía un amigo que solía decir que tenemos lo que nos merecemos. Pase que seamos responsables a medias de las cosas que nos ocurren, pero evidentemente, no somos toda la causa ni tenemos toda la culpa (lo cual consuela, en parte) porque también influyen una serie de factores que se escapan a lo controlable.
Bien, no me he vuelto maniaco-obsesiva (...¿o sí?...) ni me ha dado por controlar todo absolutamente todo lo que ocurre a mi alrededor, simplemente, me planteo a veces el por qué de ciertas cosas y, la verdad, aunque a veces no encuentro respuestas, también es cierto que cada día em importa menos encontrar o no esas respuestas. A lo mejor porque, como cantó Dylan allá por los 60, la respuesta flota en el viento... y por eso se nos escapa, y casi mejor.
Recibo noticias de personas que creí que ya ni se acordaban de mi existencia y no sé, francamente, dónde ponerlas.
Me paso la vida hablando sobre relaciones, sobre amigos, amistad, familia, pareja, y me he dado cuenta de que soy una analfabeta sentimental, que no sé más que poner palabras que ni llegan a la mitad, ni a la octava parte, de lo que deberían. Y todo eso creo que es porque siempre me he sentido presionada por lo que se esperaba que debía sentir, pensar, hacer, decir...
Me quejo muchas veces de que no obtengo lo que espero obtener, pero eso no es más que lo que le reprocho a los demás, que esperan de mí algo que soy incapaz de dar, porque no sé lo que es.
Y creo que todo esto, si lo simplificáramos, saldríamos ganando todos.
Anoche, por alguna extraña razón, me dio por tumbarme en el sofá del comedor. En ese momento mi padre se levantó del sillón y me dijo "mira, te voy a arropar como me arropo yo, y ya verás qué a gustito estás, deja que ponga el cojín así, ¿ves? echa las piernas así... ¿a que estás a gusto?"... y me arropó en el sofá, tal como se acurruca él, y yo me dejé hacer, tal vez por el cansancio... tal vez porque no podía [sabía] negarme ante tanta determinación.
Y anoche hizo lo que no ha hecho en todos los años de mi vida, acercarse a mí con un gesto de cariño, con un mimo...
Me pasé la adolescencia reprochándole con rencor silencioso que jamás me había tratado con cariño, que nunca había tenido piedad ni compasión [ni reconocimiento] conmigo, ni cuando tenía 3 trabajos a los 19 años, ni cuando sacaba las mejores notas de mi clase, ni cuando estaba enferma y casi saludo con la manita y me voy al otro barrio, nunca. Pero también es cierto que nunca "me he dejado hacer".
Ante cualquier signo de aproximación he salido huyendo como si tuviera un resorte instantáneo que me mandase alejarme de todo gesto de cariño. A lo mejro para luego reprochar la ausencia de estos gestos y sentirme peor.
Creo que todo sería más fácil si hiciéramos sin pensar tanto y nos dejásemos hacer. Si dijéramos abiertamente "cómo te echo de menos" cuando hablamos por teléfono con algún amigo al que no vemos desde hace tiempo, o "necesito que te quedes conmigo esta noche" o simplemente "te quiero, aunque hayamos discutido"...
Pero no me hagáis mucho caso, que estoy en una de esas etapas de estado carencial anémico y anímico y...


ESCUCHANDO: "Nothing good" (Carmel) [Que noooo, que no estoy masoquista, nostálgica y melancólica con las canciones que escucho ultimamente, que nooooo...]
LEYENDO: Sigo descubriendo los motivos por los que "La Tierra es plana", y empiezo a sospechar mucho de las intenciones del libro... hum...

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Bastante desgarrador tu texto, tu repaso con tintes filosóficos por tu vida sentimental. Yo creo que también soy una alfabeta en ese sentido, pero es bueno que te hayas dado cuenta, ¿no?

Besos

Anónimo dijo...

Eres una cabrona tú...

Y de analfabeta nada... en días como hoy, leerte me conmueve...

Y la verdad es que no es para menos!

Un besazo!

Anónimo dijo...

Si tu padre, ha empezado ahora a dar muestras de cariño... o tu te dejas ahora mas que antes... aprovechalo, son momentos que no puedes dejar escapar, luego cuando nos faltan no arrepentiremos y bien... y con esto me refiero a tu padre o cualquier otra persona..

Tenemos que dejar de "huir"...

Saludos

Anónimo dijo...

Yo aprendí a aceptar y querer a mis padres tal como son, con sus mas y sus menos, porque lo demás solo lleva al resentimiento, la frustración y un sentimiento muy dañino.
Sin embargo si creo que casi todo en el Universo hay una causa-efecto, porque es muy facil pensar en el azar, la suerte, el destino o cualquier otra cosa que nos aleje de nuestra responsabilidad en lo que nos sucede

kisses!

Unknown dijo...

Analfabetos sentimentales somos todos y siempre nos sorprenderemos de nuestras reacciones: cuando pensemos que hemos controlado unas emociones, saldremos por otro lado con manías nuevas...

Aprovecha cuando recibes muestras de cariño por parte de tu padre, por poner el ejemplo que mencionas, aunque te sea "novedoso" o "raro". Es mejor el aprecio que el desprecio...

Anónimo dijo...

Pues claro que te hacemos caso, porque lo que dices tiene más sentido del que pensaste mientras escribías. Yo siempre he pensado así y a veces me asusta la facilidad con la que veo que soy capaz de exteriorizar o demostrar mis sentimientos, pero creo que es algo que ya no puedo controlar o decidir, y ha llegado un momento en el que lo raro será el día que no le diga a alguien que le he echado de menos si lo he hecho, o no diga "te quiero" cuando lo sienta... vamos, que yo estas cosas las saco hacia fuera y las comparto... supongo que es como una necesidad.

Disfruta de estos gestos de cariño porque más vale tarde que nunca. En serio, disfrútalos mucho.

Un besito Grace, ¡feliz fin de semana!

Anónimo dijo...

>un amigo que solía decir que
>tenemos lo que nos merecemos

No te quepa la menor duda: es lo que los antiguos hindues llamaban Karma (la ley de causa y efecto, que se manifiesta a todos los niveles), y que he comprobado a lo largo de muchos, muchísimos años, cómo actua implacablemente. De hecho hay infinidad de ocasiones en que cuando alguien se queja de algo, siempre le digo lo mismo: "no te preocupes que ya verás como al final te llega lo que te mereces"...
...lo curioso es que esas palabras siempre se las toman bien, como un aliento de esperanza, cuando en realidad en bastantes ocasiones se podrían interpretar más como una especie de "maldición", ya que (expresado de otra manera) "recogemos lo que sembramos", y es un hecho que no todos/as van esparciendo semilla de calidad...
Y es que como dijera Henri Fréderic Amiel, "El destino tiene dos maneras de herirnos: negándose a nuestros deseos, y cumpliéndolos".