sábado, septiembre 23, 2006

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- Sección: ME & MYSELF


- FOTO DE MI SALÓN, DONDE UNA MANTA ELECTRICA Y YO HEMOS COMPARTIDO JUNTAS GRANDES MOMENTOS DURANTE 10 DÍAS -


Me he pasado 10 días de baja en casa. Evidentemente, en casa tenía que ser; a nadie le dan la baja para enviarlo a las Seychelles o a Hawai, que podía ser un detallazo, pero no. La causa: una lumbalgia por cargar peso de manera inapropiada (inapropiada desde luego, porque no era mi tarea sino la de otra persona que, en ese momento estaba tocándose las narices a dos manos y además es un tío cachas, para más señas), pero bueno, lo hecho hecho está. Así que por hacer el trabajo de otros, me quedé doblada como una silla plegable y con dolores variados y diversos. Al ser accidente laboral, me ha atendido la Mútua sanitaria que tiene contratada mi empresa, así que el tratamiento ha sido radiografías, darme pastillas de todo tipo y efecto para tenerme "apollargada" (más chutes no, que no que noooooo, ni cucharas impregnadas de heeeeeeroínaaaaaa) y 10 días de estado semicomatoso con mantita eléctrica en el lomo, en mi hogar, dulce hogar.
He de decir que me han venido muy bien, que he dormido como un osito, y que he descansado física y emocionalmente. Ojo, que no digo mentalmente sino emocionalmente, porque a veces, creo, es necesario descansar de nuestros estados emocionales. Y ha sido como bucear. Cuando buceas oyes el silencio, te mueves a cámara lenta y parece que nada puede hacerte daño, que todo flota contigo. Pues estos días en mi casa han sido así.
Como yo soy una persona de naturaleza tranquila, por seguir en esa paz y tranquilidad, ni siquiera he puesto la radio o música en el ordenador o la televisión, necesitaba silencio.
Tengo la suerte de vivir en un piso que da a un parque por el que no pasa nadie y a un colegio donde deben drogar a los niños (porque no se oye la típica algarabía de la hora del recreo, es decir, no se oye nada, y de sordomudos no es, eso seguro).
Así que me he pasado la semana en silencio, paseando (el médico me recomendó que paseara porque no era bueno pasarme todo el día tumbada con la manta eléctrica), jugando a las casitas (todo limpio y ordenado para contribuir a esa calma que me envolvía), jugando a las cocinitas (he hecho algún experimento culinario con resultados decentes y todo), y, lo más sorprendente, me he sentido feliz.
No porque de repente haya descubierto mi vocación por dedicarme a las labores domésticas, sino porque hacía mucho tiempo que no me sentía así, dueña de mi casa, de mi tiempo, de mis días, y de lo que quiero (o no) oír o ver. Libre y a mi ritmo, sin que nadie me moleste ni molestar yo a nadie.
Y he descubierto lo que es sentirse en casa, que aún no había tenido el tiempo suficiente para experimentarlo.
Creo que no nos damos cuenta o no prestamos atención, pero la vida cotidiana, el trabajo, las relaciones con compañeros, jefes, amigos, conocidos, familia, a veces nos quitan a nosotros mismos protagonismo de nuestra propia vida y, si uno tiene la oportunidad, es necesario (y sano) recuperar ese contacto con uno mismo. No es ser egoísta ni creerse el ombligo del mundo, pero si uno quiere vivir en paz con sus semejantes ha de aprender a vivir en paz consigo mismo, con su propio silencio, porque el que necesita ruidos para aguantarse a sí mismo, malamente podrá convivir en paz con los demás.
La cruz de todo esto es que estos estados son tan cómodos y protectores como la placenta materna antes del nacimiento, estamos a salvo de todo, pero en realidad acabas estando escondido y ajeno a todo (y todos) lo demas. Pero eso sí, de vez en cuando, desestresan y mucho.
Creo que voy a darle las gracias al vago de mi compañero por dejarme que me partiera yo el lomo en su lugar.
Porque estos días no han tenido precio.


sábado, septiembre 16, 2006

COMO CADA AÑO

- Sección: ME & MYSELF


- FOTO TOMADA DE INTERNET (ESPERO NO HERIR SENSIBILIDADES) PARA ILUSTRAR ESTE POST -


La verdad es que me parece absurdo. Todos los años la misma cantinela de que la apariencia de las modelos de Cibeles es un ejemplo a seguir por milles de adolescentes, que vistas estas, deciden dejar de alimentarse y caen en una de esas enfermedades horribles (y desconocidas, señores, no me toquen más los cojones no hablen sobre lo que no conocen) llamadas anorexia y bulimia. Oh cielos, va a venir Kate Moss con la nariz "empolvada" a sacarle la comida de la boca a la chiquilla de turno... en fin...
Y no sólo eso, sino que en lugar de un fotógrafo, de cada revista van a mandar a un endocrino y un nutricionista para que les diga cositas a las divinas flacas millonarias.
No digo que estas criaturas no estén un poco/demasiado delgadas. No digo que el mundo de la moda no sea agresivo y destructivo para la naturaleza fisiológica de cualquier chica de 16 o 17 años a la que exigen pesar no más de "N", tener más pecho (si no tiene), más pómulo, dientes más blancos... pero nadie las obliga. Nadie le puso una pistola en la cabeza a ninguna modelo ni le quitó la comida de la boca ni le puso las rayitas de polvo blanco delante con una tarjeta de crédito de muchos ceros a la derecha... Nadie. Es una profesión, es una elección personal y punto pelota.
A ver si ahora toxicólogos y psiqiatras expertos en drogodependencias o politoxicomanías van a entrar a los "backstage" de cada concierto de rock a decirles a los "Rolling Stones", "Babyshambles", "Red Hot", etc, que eso de drogarse no es sano y que, o les dan muestras de orina limpias o no actúan. Ridículo, ¿verdad?. Y demagógico, ¿verdad?
Pues esto de las modelos me parece lo mismo.
Como yamhe contado en varias ocasiones, yo fui una de esas criaturas malditas (temblad padres de la Humanidad) que decidió motu propio dejar de ingerir alimentos y morirse de hambre (o de lo que fuera, pero morirse). Sin embargo, puedo jurar por la tumba de mi abuela que ninguna modelo me sirvió de "thinspiration" ni nada por el estilo, sino que fue producto de una gran depresión nerviosa muy profunda. Hoy por hoy, mi IMC sobreparasa el 18 y entre costilla y costilla tengo chicha. Y, aunque vea modelos, de verdad, que no me dan ganas de tirar el desayuno a la basura.
Por si queda alguna duda, (es que el diseñador Angel Schlesser el año pasado se lució en su argumentación sobre la anorexia) mi madre no es alcohólica y me quiere con locura (y yo a ella).
Vamos a ver, profesiones como el ballet profesional, el patinaje artístico, la gimnasia rítmica, la gimnasia deportiva o la natación sincronizada tienen el mismo índice de anorexia y bulimia que la moda y el espectáculo, o más si cabe, porque una modelo puede que no desfile en tal sitio pero a lo mejor sí en tal otro, sin embargo una gimnasta de rítmica o una bailarina si pasan un sólo gramo de un peso determinado se acabó todo para ellas. Sin embargo, a estas deportistas y artistas no se las censura y, de hecho son tomadas como "grandes ejemplos de valores para la juventud". Y lo son, pero... ¿de qué estamso hablando?.
¿No será un modo de lavar la concienca colectiva ocultando lo que creen la punta del iceberg de la mierda de mundo superficial y absurdo al que nos vemos abocados? ¿No será una manera de contentar a los que no saben nada del tema? ¿No será una manera de "no lo veo = no existe"? ¿Realmente piensan que un desfile de moda (sobre todo con la moda tan provinciana y poco imaginativa que sale de España) puede hacer que una chica adquiera un TCA?.
Pues perdonen que les diga, no tienen ni puta idea.

lunes, septiembre 11, 2006

GALERÍA DEL COLECCIONISTA PRESENTA...

- Sección: ME & MYSELF

- POST SIN FOTOS -


Iba yo por la calle tranquilamente pensando en la reproducción por esporas del hongo de secano, cuando em ha llamado la atención desde un quiosco una colección de esas que empiezan en este mes, dedicada a los (agárrate a la silla) bomberos del mundo, que se llama así, literalmente "Bomberos del mundo".
Dicho así, parece un llamamiento sindical internacional dirigido a esos musculosso profesionales de la manguera que tanto morbo despiertan, y que, además (esto sí es en serio) realizan a mi entender uno de los servicios públicos más admirables, porque se arriesgan los chicos, todo hay que decirlo.
Pero no, la colección consite en un fascículo (explicativo, digo yo) y un muñequito de plomo (o de hierro, o de mader, ani idea, no lso he palpado) con uniforme de bombero. Imagino que cada semana será de una diferente nacionalidad, porque si no, lo de "del mundo" no tendría sentido, pero se me ocurre que podrían ser bomberos de carne y hueso de diferentes nacionalidades, que seguro que muchas y muchos los coleccionábamos a todos, o al menos a unos cuantos (no quiero ni imaginarme al bombero holandés, ay), y el pimpollo, que no es bombero sino contable, me perdone...
Y como una cosa lleva a la otra, me he acordado de que, en cierta época de mi vida, conocí a un individuo que coleccionaba todo este tipo de ... (no quiero ofender a coleccionistas) gilipolleces, sí, lo considero así.
No visitaba a ningún psicólogo, y el buen señor se creía y autodefinía (palabras textuales) como un sibarita del coleccionismo (tendrá ahora sus 32 años o así, cuando lo conocí tenía 25) y además de ser un pedorro pedante de esos que habla con polisílabos y en voz pasiva y te dice cosas como "el pan ha de ser comprado", te enseñaba sus maravillosas colecciones de (ojo, que tiene telita), dedales pintados a mano, minerales, insectos disecados, alfileres (sí, alfileres, daba hasta miedo, siempre pensé que un día sacaría el muñeco de vudú...), muñecas "Barriguitas" vestidas de diferentes etnias... y seguro que tenía más, pero no recuerdo.
No sé si sería por el coleccionism o por las vitrinas pequeñitas con estupideces inservibles, pero el tío este y su casa daban escalofríos. Me lo imaginaba en noches de lluvia espiando a sus vecinos y masturbándose con un dedal pintado a mano musitando con voz chirriante "mata a la zorra, siiii, siiiii, tus dedales son muy buenos para ella, no los mereceeeeee, matalaaaa" mientras las pobres muñecas "barriguitas" contemplaban la escena desde su vitrina, encerradas en sus trajes de esquimal, zulú, apache, etc...
En ocasiones me da la impresión de que la publicidad, los productos destinados al ocio o al consumo de "no necesidad" son alienantes, no sé si me explico, no valen para nada, no son útiles ni divertidos, en ocasiones ni siquiera estéticos y no dan más satisfacción que el hecho de respondr a los impulsos consumistas primarios, es decir, al "me lo compro por comprarlo y lo dejo por ahí, pero mientras compro lleno un vacío", y cuestan una pasta a la larga....
Vale, sé que todos en algún momento de nuestra vida hemos coleccionado algo, pero una cosa son las cosas que coleccionas desde tu propia iniciativa (postales de ciudades, chapas con lemas.... aunque sean entradas de cine usadas o cualquier tontería. Pero otra cosa son las colecciones que, cada mes de septiembre y cada enero, desde los quioscos (y desde la televisión, claro) nos intentan vender como si fueran algo maravilloso, exclusivo y sólo para unos pocos. A lo mejor es eso en realidad lo que venden, no los objetos en sí, sino el hecho de pertenenecer a una "selecta minoría" que atesora esos objetos.... Ojo, no tengo precisamente vida de "Amish" y soy consumista en cierto modo, si no, la hipoteca que tengo en el banco, me diga alguien de dónde ha salido sino del intento de cubrir una necesidad de consumo y satisfacer una idea de vida independiente y autónoma. Pero volviendo al tema, esto de las colecciones, de puro absurdo me parece escesivo, en fin...
Yo, de verdad, me quedo con los bomberos, pero de carne y hueso... uf, y sí, del mundo, que los bomberos de cualquier nacionalidad están pero que muy bien.

Feliz lunes a todos (que casi está acabando ya).

martes, septiembre 05, 2006

TRUE BLUE, BABY, I LOVE YOU...

- Sección: ME & MYSELF / MATTERS OF THE HEART



- PARA ILUSTRAR EL POST ME HE CURRADO UNAS IMÁGENES DE LOUISE CICCONE, MÁS CONOCIDA COMO MADONNA, QUE... PERO MEJOR LEEDLO VOSOTROS MISMOS -

Al hilo del último post de Xarazar, hoy voy a desmontar varios mitos y leyendas urbanas sobre las relaciones de pareja.
Y es que, atención hombres y mujeres de la Humanidad, maduritos y seminaristas jóvenes, hoy voy a confesar algo inquietante: A MÍ NO ME GUSTAN LOS MALOS, MALOTES, O LOS QUE TIENEN ALGÚN ATISBO DE MALDAD EN SU "SER HUMANO". Y, aún así, me tropecé con uno muy malo que en principio no lo parecía ni de lejos, pero esa es otra historia.
Porque a mí, qué queréis que os diga, me gustan los buenos tíos. También los tíos buenos, que no es lo mismo, pero alegran la vista, aunque prefiero las bondades personales a las físicas, pero si el caballero es agradable de ver (no un Mister Fotogenia, vaya, pero que no le tiren piedras desde los balcones) pues mejor, ¿no?.
Mi primer novio era feo como un trueno, pero más tierno que Mimosín en el día de la madre. Hay que decir que teníamos 13 y 14 años (13 yo, 14 él) y... Yo entonces quería parecerme a Madonna (cuando "Like a Virgin", ojo, que no ha llovido desde entonces). Yo estaba enamorada hasta las cachas y él sorteaba los 10 cms sobre el nivel del mar de diferencia entre ambos (ventaja para mí) con la paciencia y la entrega de un adolescetne feo, bajito y enamorado. Su padre decidió mudarse de casa y nuestra historia acabó tras el fin de curso, con pérdida de peso y estado morriñoso durante los dos primeros trimestres del curso siguiente y con la infranqueable distancia para dos adolescentes, en un tiempo en el que no había Internet, ni sms, ni libertad a los 13 años para irte a otra provincia a ver a tu noviete/a.
Mi segundo novio era más agraciado, flaco, no llevaba ropa de marca en una edad y en un colegio en el que sin unos pantalones "Levi's" o "El Charro" eras un "fuera de onda", también podías ir de siniestro (entonces no se llamaban góticos, como ahora) y, así, te salvabas con tu pinta extraña de la dictadura del marquismo juvenil. Yo era la de negro, entonces, siniestrilla, empollona encubierta, disfrazada de malota y, aunque seguía queriendo parecerme a Madonna (ya andaba por el "papa don't preach") opté por cortarme el pelo a lo Robert Smith (The Cure) y echarle el ojo al buenazo de la clase. Con sus gafitas y sus camisas de cuadros que ni el mismísimo Steve Urkel, me acompañaba a locales siniestros, escuchaba a The Cure y me complacía y me seguía en todas mis andanzas, pero yo no supe seguirle a él, ni responder a sus "te quiero", era tan buen chico que dí por sentado que siempre estaría ahí hasta que, al año, y para mi 17 cumpleaños, dejó de estar ahí. Así que esta vez lloré, como una magdalena, y me cambié de instituto porque no soportaba verlo y sentirme culpable de haberle ninguneado. Era un buen chico. Supngo que ahora, a sus treintaypocos estará haciendo muy feliz a alguna con mucha suerte.
El tercero y el cuarto también fueron compañeros de clase (ni bares, aunque sean lugares gratos para conversar, que cantaron los de Gabinete Caligari, ni discotecas, ni nada), buena gente, chicos normales, sin pintas de nada, recuerdo los ojos negros espectaculares de Victor, su coche de 4ª mano que no le regaló su papá, sino que se compró con su sueldo de teletortillero (sí, repartía tortillas a domicilio, leñe, que teníamos 18 años) y las noches en Malasaña, y en los cines Renoir, y recuerdo sentirme estúpida queriendo aún parecerme a Madonna cuando ya iba vestida de Gaultier (Madonna, yo no), y yo, enganchada a aquella mirada oscura de terciopelo, queriendo ser merecedora de alguien que creía que era muy superior a mí. Nos dejamos por imposible. Demasiados desencuentros hicieron imposible algo que nunca tuvo ningún futuro, pero era un buen chico, y me enseñó parte del mundo que ahora conozco como mío.
El cuarto fue una continuación de búsqueda del buen chico ideal, guapo, culto, la cosa se iba perfeccionando y yo me había olvidado de Madonna. Así que pareció que la cosa iba por buen puerto, pero una vez me regañó por algo, no recuerdo el qué y pensé que tenía razón, él era bueno. Y otra vez me insultó delante de su madre y ella le dio la razón, y yo pensé que la tenía porque era bueno y todo el mundo decía que había tenido mucha suerte. y otra vez me "castigó" y me encerró en el baño hasta que se me pasara la llorera tan abusurda que me había dado, proque con 24 años llorar así, como una cría, por nada, qué estúpida podía llegar a ser, pero claro, él tenía razón y era bueno, y todo el mundo decía que había tenido mucha suerte de encontrar una pareja así, bien situado, con muchos contactos, elegante, bueno,... y yo lo creía, me sentía con suerte, excepto cuando me empujó contra la pared, y excepto cuando me tiró una lámpara, y entonces pensaba que quién no era buena era yo por pensar mal de él, y ya no me importaba no parecerme a Madonna sino ser su sirvienta en chándal, amargada, encerrada a los veyntitantos en una casa que no era mía y de la que no era parte sino el cojín al que patear cuando las cosas no salían como él quería. Y un día me dí cuenta de que no era bueno, ni yo era mala, y huí. Elaboré un plan, con la última esperanza que me quedaba, puede ser que estuviera sonando en la radio una canción de Madonna, puede que en mi cabeza turbia por los tranquilizantes y la depresión se aparecieran los ojos de terciopelo oscuro de Victor y las noches en Malasaña y la vida que fue vida en un tiempo que parecía lejano, y las camisas de cuadros imposibles de aquel chico al que no le gustaban The Cure pero que me seguía a los conciertos y me cogía de la mano y me decía que me quería. Así que me fui y no volví y cambié dentro de lo que me fue posible mi identidad, mi manera de ir por la vida, mi domicilio, todo...
... Excepto que siempre me gustase la gente buena, la buena gente, los buenos chicos.
Parecía imposible y me daba igual, pero me pareció buen chico la primera vez que hablamos., así que quedé con él, qué tenía que perder, ya nada, las ilusiones las daba por perdidas, el look de Madonna estaba pasado de moda y la gana de buscar o encontrar pareja no era lo que me preocupaba, pero parecía un buen chico, y es más, lo era. Así que una cita llevó a otra y otra a otra y...
... tenemos cuatro macetas, una hipoteca conjunta y un coche que se estropea cada dos por tres (cada seis, vamos), tenemos fotos con su familia, con la mía, amigos comunes, bromas privadas, discusiones de esas de "vete a hacer puñetas pero abrígate que hace frío", películas bajandas del Emule, una PSP y una Nintendo. Tenemos certezas y miedos, y dice que me va a regalar el chandal de Madonna del "H&M", que empiezo a tener el pelo como ella (sí, y la edad, hijo mío, pienso yo, que estoy ya talludita, leñe).
Y es un buen chico, y me espera esta tarde cuando salga del trabajo, para ir al gimnasio, y llevarme a casa, para volver a crear ilusiones y recorrer bares en Malasaña en los que no había estado, y ver películas en versión original, de risa, sin metafísica ni existencialismo postadolescente, para vivir... porque no hay nada como los buenos chicos que no sólo lo parecen sino que además lo son.
Así que, en respuesta al post de Xarazar, diré que las historias tipo "Pretty Woman" nunca han sido lo mío, sino que intento poner buena gente en mi vida, y, aunque haya tenido algún tropiezo, los cuentos sin tanto cuento suelen tener un final (o una desenlace, al menos) feliz y majete.
Si ya lo cantó Madonna... life is a mistery....