martes, septiembre 05, 2006

TRUE BLUE, BABY, I LOVE YOU...

- Sección: ME & MYSELF / MATTERS OF THE HEART



- PARA ILUSTRAR EL POST ME HE CURRADO UNAS IMÁGENES DE LOUISE CICCONE, MÁS CONOCIDA COMO MADONNA, QUE... PERO MEJOR LEEDLO VOSOTROS MISMOS -

Al hilo del último post de Xarazar, hoy voy a desmontar varios mitos y leyendas urbanas sobre las relaciones de pareja.
Y es que, atención hombres y mujeres de la Humanidad, maduritos y seminaristas jóvenes, hoy voy a confesar algo inquietante: A MÍ NO ME GUSTAN LOS MALOS, MALOTES, O LOS QUE TIENEN ALGÚN ATISBO DE MALDAD EN SU "SER HUMANO". Y, aún así, me tropecé con uno muy malo que en principio no lo parecía ni de lejos, pero esa es otra historia.
Porque a mí, qué queréis que os diga, me gustan los buenos tíos. También los tíos buenos, que no es lo mismo, pero alegran la vista, aunque prefiero las bondades personales a las físicas, pero si el caballero es agradable de ver (no un Mister Fotogenia, vaya, pero que no le tiren piedras desde los balcones) pues mejor, ¿no?.
Mi primer novio era feo como un trueno, pero más tierno que Mimosín en el día de la madre. Hay que decir que teníamos 13 y 14 años (13 yo, 14 él) y... Yo entonces quería parecerme a Madonna (cuando "Like a Virgin", ojo, que no ha llovido desde entonces). Yo estaba enamorada hasta las cachas y él sorteaba los 10 cms sobre el nivel del mar de diferencia entre ambos (ventaja para mí) con la paciencia y la entrega de un adolescetne feo, bajito y enamorado. Su padre decidió mudarse de casa y nuestra historia acabó tras el fin de curso, con pérdida de peso y estado morriñoso durante los dos primeros trimestres del curso siguiente y con la infranqueable distancia para dos adolescentes, en un tiempo en el que no había Internet, ni sms, ni libertad a los 13 años para irte a otra provincia a ver a tu noviete/a.
Mi segundo novio era más agraciado, flaco, no llevaba ropa de marca en una edad y en un colegio en el que sin unos pantalones "Levi's" o "El Charro" eras un "fuera de onda", también podías ir de siniestro (entonces no se llamaban góticos, como ahora) y, así, te salvabas con tu pinta extraña de la dictadura del marquismo juvenil. Yo era la de negro, entonces, siniestrilla, empollona encubierta, disfrazada de malota y, aunque seguía queriendo parecerme a Madonna (ya andaba por el "papa don't preach") opté por cortarme el pelo a lo Robert Smith (The Cure) y echarle el ojo al buenazo de la clase. Con sus gafitas y sus camisas de cuadros que ni el mismísimo Steve Urkel, me acompañaba a locales siniestros, escuchaba a The Cure y me complacía y me seguía en todas mis andanzas, pero yo no supe seguirle a él, ni responder a sus "te quiero", era tan buen chico que dí por sentado que siempre estaría ahí hasta que, al año, y para mi 17 cumpleaños, dejó de estar ahí. Así que esta vez lloré, como una magdalena, y me cambié de instituto porque no soportaba verlo y sentirme culpable de haberle ninguneado. Era un buen chico. Supngo que ahora, a sus treintaypocos estará haciendo muy feliz a alguna con mucha suerte.
El tercero y el cuarto también fueron compañeros de clase (ni bares, aunque sean lugares gratos para conversar, que cantaron los de Gabinete Caligari, ni discotecas, ni nada), buena gente, chicos normales, sin pintas de nada, recuerdo los ojos negros espectaculares de Victor, su coche de 4ª mano que no le regaló su papá, sino que se compró con su sueldo de teletortillero (sí, repartía tortillas a domicilio, leñe, que teníamos 18 años) y las noches en Malasaña, y en los cines Renoir, y recuerdo sentirme estúpida queriendo aún parecerme a Madonna cuando ya iba vestida de Gaultier (Madonna, yo no), y yo, enganchada a aquella mirada oscura de terciopelo, queriendo ser merecedora de alguien que creía que era muy superior a mí. Nos dejamos por imposible. Demasiados desencuentros hicieron imposible algo que nunca tuvo ningún futuro, pero era un buen chico, y me enseñó parte del mundo que ahora conozco como mío.
El cuarto fue una continuación de búsqueda del buen chico ideal, guapo, culto, la cosa se iba perfeccionando y yo me había olvidado de Madonna. Así que pareció que la cosa iba por buen puerto, pero una vez me regañó por algo, no recuerdo el qué y pensé que tenía razón, él era bueno. Y otra vez me insultó delante de su madre y ella le dio la razón, y yo pensé que la tenía porque era bueno y todo el mundo decía que había tenido mucha suerte. y otra vez me "castigó" y me encerró en el baño hasta que se me pasara la llorera tan abusurda que me había dado, proque con 24 años llorar así, como una cría, por nada, qué estúpida podía llegar a ser, pero claro, él tenía razón y era bueno, y todo el mundo decía que había tenido mucha suerte de encontrar una pareja así, bien situado, con muchos contactos, elegante, bueno,... y yo lo creía, me sentía con suerte, excepto cuando me empujó contra la pared, y excepto cuando me tiró una lámpara, y entonces pensaba que quién no era buena era yo por pensar mal de él, y ya no me importaba no parecerme a Madonna sino ser su sirvienta en chándal, amargada, encerrada a los veyntitantos en una casa que no era mía y de la que no era parte sino el cojín al que patear cuando las cosas no salían como él quería. Y un día me dí cuenta de que no era bueno, ni yo era mala, y huí. Elaboré un plan, con la última esperanza que me quedaba, puede ser que estuviera sonando en la radio una canción de Madonna, puede que en mi cabeza turbia por los tranquilizantes y la depresión se aparecieran los ojos de terciopelo oscuro de Victor y las noches en Malasaña y la vida que fue vida en un tiempo que parecía lejano, y las camisas de cuadros imposibles de aquel chico al que no le gustaban The Cure pero que me seguía a los conciertos y me cogía de la mano y me decía que me quería. Así que me fui y no volví y cambié dentro de lo que me fue posible mi identidad, mi manera de ir por la vida, mi domicilio, todo...
... Excepto que siempre me gustase la gente buena, la buena gente, los buenos chicos.
Parecía imposible y me daba igual, pero me pareció buen chico la primera vez que hablamos., así que quedé con él, qué tenía que perder, ya nada, las ilusiones las daba por perdidas, el look de Madonna estaba pasado de moda y la gana de buscar o encontrar pareja no era lo que me preocupaba, pero parecía un buen chico, y es más, lo era. Así que una cita llevó a otra y otra a otra y...
... tenemos cuatro macetas, una hipoteca conjunta y un coche que se estropea cada dos por tres (cada seis, vamos), tenemos fotos con su familia, con la mía, amigos comunes, bromas privadas, discusiones de esas de "vete a hacer puñetas pero abrígate que hace frío", películas bajandas del Emule, una PSP y una Nintendo. Tenemos certezas y miedos, y dice que me va a regalar el chandal de Madonna del "H&M", que empiezo a tener el pelo como ella (sí, y la edad, hijo mío, pienso yo, que estoy ya talludita, leñe).
Y es un buen chico, y me espera esta tarde cuando salga del trabajo, para ir al gimnasio, y llevarme a casa, para volver a crear ilusiones y recorrer bares en Malasaña en los que no había estado, y ver películas en versión original, de risa, sin metafísica ni existencialismo postadolescente, para vivir... porque no hay nada como los buenos chicos que no sólo lo parecen sino que además lo son.
Así que, en respuesta al post de Xarazar, diré que las historias tipo "Pretty Woman" nunca han sido lo mío, sino que intento poner buena gente en mi vida, y, aunque haya tenido algún tropiezo, los cuentos sin tanto cuento suelen tener un final (o una desenlace, al menos) feliz y majete.
Si ya lo cantó Madonna... life is a mistery....

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando he visto las fotos de Madonna me esperaba otro tipo de post, e incluso me he imaginado una parodia que hay de ella en LHC, pero conforme he ido leyendo me has atrapado en una historia tan real como dura...
Las apariencias engañan.

Me alegro mucho que la apariencia del pimpollo se haya reflejado en realidad... Un besito.

Anónimo dijo...

¿Me dejas decir que el cuarto es un cabrón? Gracias. Ya podía haber sido simplemente feo como una cucaracha, que al fin y al cabo era problema suyo, pero no, tenía que ser también un hijo de su madre. Vale, me calmo...

En fin, lo que importa, está claro, es el ahora, del cual no te puedes quejar, ¡qué suerte! ;-) Yo sólo espero que dentro de esas cuatro macetas tengáis también cuatro plantas :p Aunque oye, cada uno tiene sus costumbres.

Un besito Grace

P.D- ¿Habéis pensado en cambiar de coche? ...

Anónimo dijo...

Es una suerte que a la quinta hayas encontrado lo que buscabas. Y lo mejor de todo, que él te haya encontrado a ti.

Quizá, como dices tú, el secreto está en buscarse buenos chicos. Estoy en ello.

Anónimo dijo...

Una entrada cuanjonuda, señorita Grace.

Anónimo dijo...

Despues de la tormenta viene la calma y si esa calma viene predecida, por un peaso de sol y calorcito... mejor que mejor no?...

Dicen que el tiempo pone a todo el mundo en su lugar... y el tuyo sería con un buen tío y desquitandote de todo lo que te ha pasado...

Me alegro por ti...

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho este recorrido por la memoria de la mano de las canciones de Madonna como nexo de unión.

Parece que a la cuarta va la vencida, ¿no? ;-)

Estuve en Malasaña el sábado cuando, en el Penta, por cierto, jejeje.

Anónimo dijo...

Ay, creo que me explique fatal en el post. Yo no quiero una historia tipo Pretty woman ni ninguna historia de las pelis romanticas, precisamente porque me crean mucha incertidumbre y miedo porque siempre empiezo a pensar que pasara luego... en que momento se estropeara.
Exactamente lo que yo quiero es lo que tienes tu ahora. Y que conste que no quiero a tu marido, no seais mal pensados. Simplemente el amor verdadero.
Besos y gracias por todo