THE LOOK OF LOVE

- Sección: ME & MYSELF / MATTERS OF THE HEART

- FOTO TOMADA EN PLAN "PAPARAZZI" DESDE DENTRO DE UN CAFÉ A UNA PAREJA QUE HABLABA SENTADOS EN UN BANCO DE LA CALLE, ME PARECIERON TIERNOS Y, A LA VEZ, MUY LEJOS EL UNO DEL OTRO -

Seguramente tendría que haber escrito un post por "San Valentín" (San Calentín para los del pueblo) contando lo maravilloso, amoroso, dulce, encantador e idílico que es mi pimpollo.

Seguramente sería mentira, porque es un gran tío, pero, (gracias a la vida), sólo es una persona, con sus más y sus menos y unos "más" que compensan (a mí me compensan) los "menos".Así que no, no voy a contar mentiras, ahora que vamos despacio (tralará).

Lo cierto es que una de las cosas que me ha sorprendido este año, ha sido la reacción por parte de casi todas las personas que conozco, en contra o a favor del amor (o de su carencia). Y es que los que tiene pareja quisieran ser libres como el viento (ay, como el vientooooo), los que no la tienen quisieran tenerla y se sienten desgraciados, los que quieren dejar a su pareja no se atreven a dar el pistoeltazo de salida, los que quieren a alguien no se atreven a decírselo a la persona objeto de su deseo.

Cuando salía con mi anterior pareja todo el mundo em preguntaba cómo llevábamos tantos años juntos y nos "iba tan bien". Evidentemente nadie sabía lo que se cocía en la cocina y lo que estaba ocurriendo.

Y es que la imagen de pareja idílica de película de pastelito no se corresponde nunca con la realidad.

Tengo una conocida que en un mail tras su boda se despidió diciendo "y que seáis al menos tan felices como yo". No sé si fue un alarde de "chincha rabia, que tú no te has casado" o una manera de esconder que todo el mundo tenemos "detallitos" que mejorar en nuestras relaciones y en nuestras vidas en general.

Anoche el pimpollo me dijo que, en ocasiones, teme que le deje, que me promete que cambiará en tal o en cual cosa... y le paré. Porque si estoy con alguien no es con la esperanza de que cambie, ni a mejor ni a peor, sino sabiendo cómo es y aceptando lo que es, el día que no me sienta con fuerzas para seguir aceptándolo o que se acabe el amor, se acabará y punto.

Y es duro.

Cuando hemos superado cierta edad y nos damos cuenta de que no hay más cera que la que arde y que hay que luchar día a día por mantener las relaciones (no sólo las de pareja, todas), y que nada es para siempre y que ese "para siempre" te lo tienes que trabajar más que Miguel Angel se curró la Capilla Sixtina, e incluso a veces siendo así, te sale una patata frita, pues... se te quitan las ganas y piensas que ni corazoncitos ni violines ni días de San Valentín, que las relaciones humanas cojean de todas todas porque somos humanos y la cagamos en cuanto abrimos la boca...

Sin embargo, algo tiene el agua cuando la bendicen... algo tiene todo este embrollo cuando seguimos queriendo estar en él.